El
cultivo del tomate de árbol, se da en climas templados y fríos, y en zonas con
temperaturas entre 15 y 22°C. Su forma es de tamaño mediano, liso, brillante y
de color ladrillo cuando está madura y tiene un sabor agridulce.
El sembrado del tomate de árbol, se realiza generalmente como complemento al cultivo principal de frutas tales como: durazno, fresas y hortalizas, en huertos de un cuarto a media hectárea, establecidos principalmente en los estados Aragua y Miranda, y a menor escala en Mérida y Lara.
El tomate de árbol, es una fruta de alto valor nutricional que contiene fibra, vitaminas A, B, C y K y es rico en minerales, especialmente calcio, hierro y fósforo; además, posee niveles importantes de proteína y caroteno. También contiene una buena fuente de pectina, y es bajo en calorías. Su buen sabor, es apto para la preparación de jugos y mermeladas, brindando un gran potencial de comercialización y producción durante todo el año, de baja inversión en insumos agrícolas y de relativo fácil manejo agronómico.
En frutoterapia, el tomate de árbol es muy apreciado por la variedad de aplicaciones y excelentes resultados que deja en la piel. El consumo de la fruta fortalece el cerebro y la memoria, contribuyendo a curar migrañas y cefaleas severas, controla la rinitis y beneficia el sistema circulatorio.
El sembrado del tomate de árbol, se realiza generalmente como complemento al cultivo principal de frutas tales como: durazno, fresas y hortalizas, en huertos de un cuarto a media hectárea, establecidos principalmente en los estados Aragua y Miranda, y a menor escala en Mérida y Lara.
El tomate de árbol, es una fruta de alto valor nutricional que contiene fibra, vitaminas A, B, C y K y es rico en minerales, especialmente calcio, hierro y fósforo; además, posee niveles importantes de proteína y caroteno. También contiene una buena fuente de pectina, y es bajo en calorías. Su buen sabor, es apto para la preparación de jugos y mermeladas, brindando un gran potencial de comercialización y producción durante todo el año, de baja inversión en insumos agrícolas y de relativo fácil manejo agronómico.
En frutoterapia, el tomate de árbol es muy apreciado por la variedad de aplicaciones y excelentes resultados que deja en la piel. El consumo de la fruta fortalece el cerebro y la memoria, contribuyendo a curar migrañas y cefaleas severas, controla la rinitis y beneficia el sistema circulatorio.
Como
bebida, se prepara en jugos utilizándose sus propiedades, para programas de
reducción de peso. El jugo es bueno para bajar el nivel del colesterol en
la sangre. Por su alto contenido de vitamina F, el aceite de este
tomate actúa sobre las capas más profundas de
la piel, siendo utilizado para el
tratamiento de las enfermedades dérmicas, en especial
sobre las cicatrices.
Estudios realizados indican que la fruta, contiene sustancias como el ácido
gamma aminobutírico, que baja la tensión arterial, por ello es útil para los
hipertensos, no así para quienes sufren de tensión baja.
Además, esta fruta combina con otros alimentos que lo enriquecen en matices y
nutrientes, por lo que lo pueden consumir los niños, los jóvenes, los adultos,
los deportistas, las mujeres embarazadas o madres lactantes y las personas
mayores. Por su aporte de provitamina A y vitamina C.
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